
Carlos I es un Habsburgo, heredero del trono imperial. Será el emperador Carlos V desde 1519, y con él llega la dinastía de los Austrias a España, en el año 1516. En 1492 se había descubierto América, y se había iniciado la conquista y colonización del Nuevo Mundo. Carlos I se titulará rey de España, pero mantendrá la estructura de reinos independientes en la península. Se mantendrán las aduanas, las instituciones y la Administración separada de todos los reinos. Castilla tendrá unas Cortes, y Navarra y el reino de Aragón tendrán las suyas por separado. Sólo la Inquisición permite a los reyes tener una jurisdicción uniforme en todo el reino. España es un reino plural en el que están vigentes leyes diferentes para los distintos reinos. Los Habsburgo continúan con el pactismo típico de la Corona de Aragón, a pesar de ser reyes autoritarios. La monarquía hispánica es casi el único elemento de unión y lo que hace la nación española. En la época no se identifica España con Castilla.
Pero los reinos están divididos en provincias, y estas están creadas en virtud de relaciones de vasallaje de origen medieval. Los señores, las órdenes militares y los conventos son los dueños de territorios que les prestan homenaje, y así se constituyen las provincias. De esta manera, es frecuente que las provincias sean territorios fragmentados y de tamaño muy diferente. Esta estructura provincial es muy poco eficaz para el gobierno absoluto.
Las provincias se dividirán entre las de señorío y las de realengo, dependiendo de quién sea el titular de las tierras. La monarquía absoluta tratará de recuperar las tierras de señorío para quitar poder a la nobleza. Para ello intentará extender el fuero de las ciudades a todo el país para que el derecho sea territorial. Una de las cuestiones de fondo será el concepto de naturaleza y extranjería. Será natural de un sitio aquel que esté vinculado a la tierra y al señor titular, por relaciones de vasallaje. De esta manera, un noble que está avasallado con el rey es natural de su reino, pero si se revela, él y su territorio feudal salen del reino. Es, pues, natural de un lugar quien ha nacido allí y quien vive de manera estable. Ser natural de un lugar es muy importante a la hora de ocupar cargos públicos. Cuando un rey quería nombrar a un extranjero para un cargo debía concederle una Carta de Naturaleza.
Los extranjeros son, pues, quienes viven en un lugar que no es el de su nacimiento, y no están avecindados. Los extranjeros suelen tener estatutos y fueros particulares, como los francos del camino de Santiago, o los genoveses de los puertos marítimos.
Esto implica que los naturales de un reino son extranjeros en otro, aunque ambos reinos pertenezcan a la misma corona.
Pero los reinos están divididos en provincias, y estas están creadas en virtud de relaciones de vasallaje de origen medieval. Los señores, las órdenes militares y los conventos son los dueños de territorios que les prestan homenaje, y así se constituyen las provincias. De esta manera, es frecuente que las provincias sean territorios fragmentados y de tamaño muy diferente. Esta estructura provincial es muy poco eficaz para el gobierno absoluto.
Las provincias se dividirán entre las de señorío y las de realengo, dependiendo de quién sea el titular de las tierras. La monarquía absoluta tratará de recuperar las tierras de señorío para quitar poder a la nobleza. Para ello intentará extender el fuero de las ciudades a todo el país para que el derecho sea territorial. Una de las cuestiones de fondo será el concepto de naturaleza y extranjería. Será natural de un sitio aquel que esté vinculado a la tierra y al señor titular, por relaciones de vasallaje. De esta manera, un noble que está avasallado con el rey es natural de su reino, pero si se revela, él y su territorio feudal salen del reino. Es, pues, natural de un lugar quien ha nacido allí y quien vive de manera estable. Ser natural de un lugar es muy importante a la hora de ocupar cargos públicos. Cuando un rey quería nombrar a un extranjero para un cargo debía concederle una Carta de Naturaleza.
Los extranjeros son, pues, quienes viven en un lugar que no es el de su nacimiento, y no están avecindados. Los extranjeros suelen tener estatutos y fueros particulares, como los francos del camino de Santiago, o los genoveses de los puertos marítimos.
Esto implica que los naturales de un reino son extranjeros en otro, aunque ambos reinos pertenezcan a la misma corona.
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